El Ayuntamiento de Barcelona blinda el Antic Teatre para salvarlo de la especulación inmobiliaria
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, anunció este miércoles que el ayuntamiento inicia el proceso para que el Antic Teatre sea público. De esta forma el espacio, un centro de referencia internacional en el ámbito de la creación independiente y comunitaria, queda blindado ante la muy seria amenaza de desaparición a causa de la especulación inmobiliaria. La propiedad del inmueble, que data del siglo XVII, había comunicado al Antic Teatre su intención de multiplicar por cinco el alquiler al vencimiento del actual contrato en 2027. Una forma como cualquier otra de expulsar el proyecto del edificio.
Una nutrida parroquia de vecinos y creadores celebró con júbilo, como se celebran las grandes victorias, la buena nueva, enmarcada en la conmemoración del 20º aniversario del Antic Teatre. «Nosotros no somos militantes, somos militares porque estamos luchando 24 horas al día por la cultura de resistencia», dijo la temperamental Semolinika Tomic, directora del Antic Teatre, que llegó a Barcelona desde la ex-Yugoslavia en 1985 imantada por la potente escena hardcore de la capital catalana, con L’Odi Social, Subterranean Kids y GRB como grupos insignia. También tenía su atractivo Barcelona antes de los Juegos Olímpicos de 1992, aunque por motivos diferentes que ahora.
Máximo reconocimiento
«Es muy difícil sacar adelante cualquier proyecto cultural y ya no digamos uno tan singular como el Antic Teatre», dijo Colau. «Estamos aquí para mostrar el máximo reconocimiento de la ciudad a una iniciativa que solo ha sido posible gracias a la extensa familia que ha creado el centro», añadió la alcaldesa antes de soltar la bomba: el consistorio ha encontrado la vía administrativa para blindar el Antic Teatre. De inmediato iniciará el expediente para declararlo equipamiento cultural público, al tiempo que mantendrá las hasta ahora infructuosas negociaciones con la propiedad para adquirirlo. La gracia es que ahora tendrá el ayuntamiento en la mano la carta de la expropiación. El equipo del Antic Teatre ha reformado de arriba abajo durante estos veinte años una finca que casi amenazaba ruina