Los países de los Balcanes occidentales -Albania, Macedonia, Serbia, Montenegro, Kosovo y Bosnia y Herzegovina- se han convertido en una de las principales vías de entrada en la Unión Europea (UE) para inmigrantes y refugiados. Solo entre enero y noviembre de este año intentaron llegar a territorio comunitario casi 130.000 personas por esta ruta, el triple que en el mismo período de hace un año. Un flujo en el que se mezclan personas que tienen derecho a entrar sin visado, y que después siguen su camino hacia la UE, y aquellos que llegan de forma irregular desde el mediterráneo oriental. Para blindar esta ruta y frenar la llegada de inmigrantes ilegales, Bruselas ha propuesto un nuevo plan de acción que contempla un mayor despliegue del personal de la agencia Frontex en las fronteras con estos países, más ayuda financiera así como una mayor armonización de la política de visados.
Desde el año 2021 hasta ahora, la UE ha concedido a los países de los Balcanes occidentales casi 202 millones de euros en el marco de la asistencia preadhesión en el área de inmigración y gestión de fronteras, con especial atención a la lucha contra el contrabando, la gestión de fronteras, la cooperación judicial y policial, el refuerzo de las capacidades y las infraestructuras y equipos clave. Bruselas está dispuesta a seguir aumentando las ayudas en 2023 y 2024, según apunta en nuevo plan de acción, similar al planteado para el mediterráneo central hace dos semanas, que llega en vísperas de la cumbre de líderes UE-Balcanes occidentales que se celebra este martes en Tirana (Albania) -a la que no asiste el presidente del Gobierno Pedro Sánchez- y de una nueva reunión de ministros de interior de la UE este próximo jueves que abordará la liberalización de visados con Kosovo.